El boliviano Enrique García, cinco veces elegido para ocupar la presidencia ejecutiva de CAF Banco de Desarrollo de América Latina, estuvo de paso por esta ciudad para firmar con el Gobierno la concesión de créditos para la construcción de dos vías y aceptó conversar con Los Tiempos.
En una evaluación del crecimiento económico y el perfil de desarrollo del país, señaló que lo que Bolivia precisa es una transformación productiva que vaya más allá de la exportación de materias primas, con crecimiento de la inversión y la elaboración de una agenda a largo plazo que resuelva temas críticos, como la educación y la infraestructura, que van más allá de lo macroeconómico. También recomendó aprovechar los pocos años de bonanza de este ciclo económico que, inevitablemente, llegará a su final y hay que estar prepado para cuando suceda.
Los Tiempos (LT): ¿Por qué Bolivia no puede pasar de un 5 por ciento de crecimiento económico?
Enrique García (EG): No es Bolivia, yo creo que e s en general América Latina. Lo que pasa en Bolivia es lo que pasa en otros países de la región. Y es el modelo. Si tú quieres tener un crecimiento más alto, tienes que hacer una transformación productiva que te lleve más allá de los commodities.
A Bolivia le está yendo bien, en términos comparativos crece a una tasa superior al promedio de la región, bordeando el 5 por ciento, que es superior a la gran mayoría, con excepción de Panamá y Perú. Está entre las cinco economías con mayor crecimiento, pero no es suficiente.
El discurso nuestro está basado en un estudio profundo que encargamos sobre América Latina 2040, para ver cómo la región pueda hacer una convergencia y resolver la pobreza y la inequidad. La conclusión de ese estudio es que América Latina no puede crecer a un 4 a 5 por ciento, tiene que crecer a un promedio superior al 6 por ciento, sostenido, y no cualquier crecimiento.
¿Y dónde está el detalle? En la inversión. El promedio de inversión del PIB de Am érica Latina es de 20 a 21 por ciento, ¿cuánto debería invertir? 28 p or ciento por lo menos. Asia invierte 40 por ciento. ¿Cuánto es el ahorro de América Latina con la bonanza? Es de un 21 a 22 por ciento, mientras que los asiáticos ahorran el doble.
En productividad, hemos mejorado, pero necesitamos más. Esos son los temas centrales, si no haces esa transformación vas a tener crecimientos adecuados comparativamente con el mundo, pero ese buen crecimiento en nuestra región está muy apoyado en las materias primas. El gran mensaje es que aprovechemos los pocos años que quedan de esta bonanza.
LT: ¿Qué se precisa para lograrlo?
EG: Más allá de la estabilidad macroeconómica, que es un requisito, pero como les dije recientemente a los Ministros de Hacienda (de Latinoamérica, reunidos en Santiago el pasado fin de semana): hay vida más allá de la macroeconomía. La macroeconomía es una condición fundamental para el desarrollo, pero no basta.
Hay tres áreas que son críticas y que necesitan agenda de largo plazo, una es educación para e l siglo XXI, y éste es el mismo problema en menor o mayor grado en todos los países. La segunda es infraestructura, América Latina invierte en promedio 3 por ciento del PIB, debería invertir al menos 6 por ciento en infraestructura. En esto Bolivia tiene buena nota, en estos años el Gobierno ha invertido un 4 por ciento.
Y la tercera es la institucionalidad, no sólo en los Gobiernos, también en los privados, en los sindicatos. Y un tema fundamental de profundización de los sistemas financieros para que el ahorro interno sea movilizado y utilizado como un factor para el desarrollo.
También la colaboración público-privada es fundamental. En América Latina hemos tenido la tendencia de irnos a los extremos, cuando eres estatista es a muerte y cuando eres neoliberal, te vas al otro extremo y tampoco es así.
No hay duda de que el Estado debe ser sólido y fuerte, que debe intervenir en ciertas áreas en las que la iniciativa privada no lo va a hacer, pero hay sectores que d ebe manejar el sector privado.
Invertir un 28 por ciento del PIB, sin inversión privada, nunca se va a lograr. En Bolivia, el sector público ha hecho un esfuerzo alto de inversión. Los niveles de inversión de Bolivia han sido altos, cerca del 20 por ciento, pero el gran movilizador ha sido el sector público, porque no ha habido suficiente inversión privada. Entonces, el gran desafío es cómo logras que haya una mayor inversión privada, pero inversión no solamente en temas comunes como recursos naturales, minería, sino en las áreas de generación de valor agregado, de empleo, donde están las cadenas que incorporan a la pequeña empresa.
LT: ¿Con la experiencia que tiene CAF en su relación con el Gobierno, cuál ve que es el perfil de desarrollo que quiere impulsar?
EG: La relación ha sido tradicionalmente excelente y con el actual Gobierno de igual manera. Ha habido una coincidencia entre la prioridad que nosotros, como CAF, le hemos dado a un tema que el presidente Morales y su Gobierno también, que es la infraestructura.
Es un área di fícil y requiere el esfuerzo de mejorar la calidad de los proyectos y creo que esto, por lo que escuché al Presidente, está muy claro. Un estudio de infraestructura no es sólo una responsabilidad de ingenieros, los estudios de pre factibilidad tienen que incluir el tema de los impactos ambientales y sociológicos, no esperar a que esté todo decidido para preguntar cuál es el impacto ambiental. Y ése es uno de los problemas en América Latina, pero que afortunadamente se está corrigiendo.Estamos cooperando, a través de fondos no reembolsables, para ayudar a la preparación de estudios de pre factibilidad de carácter integral, para que las decisiones que se tomen tengan una base no sólo económica, técnica y financiera, sino de carácter ambiental y social.
LT: CAF ha jugado un rol importante en el lanzamiento de los bonos soberanos
EG: Yo he observado muchas voces críticas por el hecho de que Bolivia haya ido a los mercados (internacionales). La verdad es que es todo lo contrario.
Nosotros hemos apoyado al Gobierno asesorándolo en form a directa y a través de consultores de muy alto nivel internacional, por la experiencia que tiene CAF.
E hicieron su tarea muy bien. Las cifras macroeconómicas obviamente ayudan mucho, las políticas de manejo fiscal, escaso déficit, cuenta corriente, reservas del nivel que Bolivia tiene, 50 por ciento del PIB, nadie tiene. Evidentemente eso le permitió (al Gobierno) hacer la tarea. Estaban ansiosos por salir hace más de dos años y se les aconsejó que hay que hacerlo de manera sistemática.
El resultado fue que querían 500 millones de dólares y la demanda fue de 4.500 millones de dólares, el precio que pagaron fue cuatro, no llega a cinco, que para el riesgo boliviano es excelente. Es la mitad de lo que pagan varios de los países.
¿Por qué es importante? Porque eso cambia la fisonomía de un país, un país que no puede depender exclusivamente de las donaciones, de la ayuda externa. Fíjense lo bien que les ha ido a otros países como Colombia y Perú.
Bolivia lo ha logra do, pero esto crea una responsabilidad muy importante porque hay mucho en juego. Si tú manejas (erróneamente), si cometes errores de política o de percepción, baja tu rating y tus bonos se van al tacho, es decir, que los que te compraron los bonos van a perder.
Ahora ¿qué haces con esa plata? Ése es otro tema, ahí viene la segunda fase que es la responsabilidad de utilizarla. Se puede pagar deuda cara, se puede usar para inversión.
LT: ¿Qué significa para CAF su incorporación a la ONU como observador?
EG: Hay que mirar en perspectiva. CAF, que nació hace 43 años como un organismo financiero de la región andina, era una institución subregional pequeña, hoy es un banco de desarrollo de América Latina. Es el único organismo financiero en el que no hay donantes, ni beneficiarios, todos son socios iguales.
Si sólo nos hubiéramos mantenido como una institución de carácter subregional, obviamente, eso no hubiera sido posible.
Esto (la condición de observador de l a ONU) significa una presencia de la institución en un foro mundial y , más que todo, en un foro de información, de conocimiento y de contactos.