La Paz |En 11 meses, el Gobierno contrajo una deuda multilateral de 144 millones de dólares con organismos internacionales como la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), en tanto, la deuda bilateral con Venezuela, Brasil y España, entre otros países, disminuyó en 36 millones de dólares. Dos analistas opinan que el incremento de la deuda externa genera dudas sobre la liquidez del Estado y cuestionan el destino de ese dinero.
Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), de junio de 2009 a mayo de 2010 el Estado tiene una deuda de 1.040,2 millones con la CAF; 510,9 millones de dólares con el BID y 311,9 millones de dólares con el BM, en el marco de la deuda multilateral.
Mientras que la deuda bilateral, en el mismo periodo, subió con Venezuela de 252,3 millones de dólares a 319,2 millones de dólares; en cambio, con Brasil bajó de 107,7 millones de dólares a 95 millones de dólares y con España cay ó de 100,4 a 16 millones de dólares.
El especialista en temas económicos Armando Méndez dijo que este crecimiento de la deuda contradice a la versión del Gobierno que asegura la existencia de un superávit fiscal.
En el análisis de Méndez, este aspecto genera un “contrasentido” y dudas del manejo económico, ya que el Ejecutivo no informa si esos recursos han sido invertidos o acumulados en el BCB.
Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), de junio de 2009 a mayo de 2010 el Estado tiene una deuda de 1.040,2 millones con la CAF; 510,9 millones de dólares con el BID y 311,9 millones de dólares con el BM, en el marco de la deuda multilateral.
Mientras que la deuda bilateral, en el mismo periodo, subió con Venezuela de 252,3 millones de dólares a 319,2 millones de dólares; en cambio, con Brasil bajó de 107,7 millones de dólares a 95 millones de dólares y con España cay ó de 100,4 a 16 millones de dólares.
El especialista en temas económicos Armando Méndez dijo que este crecimiento de la deuda contradice a la versión del Gobierno que asegura la existencia de un superávit fiscal.
En el análisis de Méndez, este aspecto genera un “contrasentido” y dudas del manejo económico, ya que el Ejecutivo no informa si esos recursos han sido invertidos o acumulados en el BCB.
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