El Gobierno aprobó hace unas dos semanas la importación libre de aranceles de maíz amarillo debido a la escasez del producto en el mercado interno.
Este alimento, insumo básico para los sectores pecuarios, es sólo uno de los varios que Bolivia debe internar.
Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE), elaboradas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), indican que entre 2006 y 2009 las importaciones de alimentos en general crecieron en volumen en un 24 por ciento, acumulando un total de 2,3 millones de toneladas en cuatro años.
En contraposición, la exportación de los principales productos alimenticios que el país produce –soya, café, cacao, azúcar, bebidas y castaña-- sólo aumentó un 5 por ciento, de acuerdo con datos del INE.
En 2006, Bolivia importó un total de 477.040 toneladas de alimentos, cifra que subió hasta 593.632 toneladas en 2009.
2007 y 2008 fueron los años en que más alimentos ingresaron al país con volúmenes de 602.606 toneladas y 607.900 toneladas, respectivamente, coincidiendo con la etapa de alta inflación.
En cuanto a valor, Bolivia gastó un total de 1.223 millones de dólares en importaciones desde 2006.
Entre los productos internados, llama la atención aquellos que incluso son producidos en Bolivia.
Por ejemplo, la importación de papas frescas o refrigeradas subió un 457 por ciento entre 2006 y 2009, de 1.899 a 10.587 toneladas. La internación de cebollas, ajos y puerros aumentó en 663 por ciento, de 267 a 2.037 toneladas en cuatro años.
En cuanto a cereales, la entrada a los mercados del país de arroz incrementó en 705 por ciento, de 2.011 a 16.197 toneladas; en el caso del maíz, el alza fue de 5,15 por ciento, de 2.064 a 2.171 toneladas, pero con picos altos entre 2007 y 2008, de 14.310 y 15.683 toneladas importadas.
La harina de trigo es otro de los productos cuya internación subió en gran medida, un 91 por ciento, de 157.260 toneladas registradas en 2006 a 301.113 en 2009, con un gasto en cuatro años de más de 325 millones d e dólares. El Gobierno subsidió este producto para evitar el alza del precio del pan.
En frutas, la importación de uvas aumentó en un 50 por ciento; de manzanas, peras y membrillos frescos en un 49 por ciento, y de cítricos frescos o secos en 31 por ciento.
También hubo un aumento de la carne bovina fresca, de cero importado en 2006 a 210 toneladas del producto en 2009.Poca acción
El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, cuestionó que en la gestión actual de gobierno se hable mucho de “soberanía alimentaria”, pero que se actúe poco en vista de las cifras oficiales de importación.
Agregó que en los últimos años Bolivia aumentó la importación de alimentos extranjeros que podría producirlos en su territorio.
Rodríguez añade que el problema tiene que ver con la falta de incentivos al productor agrícola boliviano para que éste produzca, algo que no está haciendo.
Por ejemplo, los productores de ma íz dijeron que la producción interna del alimento cayó este año debido al desincentivo que provocó las restricciones a las exportaciones, además de los fenómenos climáticos.
Rodríguez señala que una política pública para dejar la dependencia alimenticia del mercado externo sería hacer un “gran acuerdo productivo” en el que el Gobierno atienda las necesidades de los productores nacionales, dicten las mejores medidas y den garantías de mercado interno y externo a todos (grandes, medianos y pequeños productores), con el objetivo de que el país sea productivo, competitivo y exportador.
Este alimento, insumo básico para los sectores pecuarios, es sólo uno de los varios que Bolivia debe internar.
Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE), elaboradas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), indican que entre 2006 y 2009 las importaciones de alimentos en general crecieron en volumen en un 24 por ciento, acumulando un total de 2,3 millones de toneladas en cuatro años.
En contraposición, la exportación de los principales productos alimenticios que el país produce –soya, café, cacao, azúcar, bebidas y castaña-- sólo aumentó un 5 por ciento, de acuerdo con datos del INE.
En 2006, Bolivia importó un total de 477.040 toneladas de alimentos, cifra que subió hasta 593.632 toneladas en 2009.
2007 y 2008 fueron los años en que más alimentos ingresaron al país con volúmenes de 602.606 toneladas y 607.900 toneladas, respectivamente, coincidiendo con la etapa de alta inflación.
En cuanto a valor, Bolivia gastó un total de 1.223 millones de dólares en importaciones desde 2006.
Entre los productos internados, llama la atención aquellos que incluso son producidos en Bolivia.
Por ejemplo, la importación de papas frescas o refrigeradas subió un 457 por ciento entre 2006 y 2009, de 1.899 a 10.587 toneladas. La internación de cebollas, ajos y puerros aumentó en 663 por ciento, de 267 a 2.037 toneladas en cuatro años.
En cuanto a cereales, la entrada a los mercados del país de arroz incrementó en 705 por ciento, de 2.011 a 16.197 toneladas; en el caso del maíz, el alza fue de 5,15 por ciento, de 2.064 a 2.171 toneladas, pero con picos altos entre 2007 y 2008, de 14.310 y 15.683 toneladas importadas.
La harina de trigo es otro de los productos cuya internación subió en gran medida, un 91 por ciento, de 157.260 toneladas registradas en 2006 a 301.113 en 2009, con un gasto en cuatro años de más de 325 millones d e dólares. El Gobierno subsidió este producto para evitar el alza del precio del pan.
En frutas, la importación de uvas aumentó en un 50 por ciento; de manzanas, peras y membrillos frescos en un 49 por ciento, y de cítricos frescos o secos en 31 por ciento.
También hubo un aumento de la carne bovina fresca, de cero importado en 2006 a 210 toneladas del producto en 2009.Poca acción
El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, cuestionó que en la gestión actual de gobierno se hable mucho de “soberanía alimentaria”, pero que se actúe poco en vista de las cifras oficiales de importación.
Agregó que en los últimos años Bolivia aumentó la importación de alimentos extranjeros que podría producirlos en su territorio.
Rodríguez añade que el problema tiene que ver con la falta de incentivos al productor agrícola boliviano para que éste produzca, algo que no está haciendo.
Por ejemplo, los productores de ma íz dijeron que la producción interna del alimento cayó este año debido al desincentivo que provocó las restricciones a las exportaciones, además de los fenómenos climáticos.
Rodríguez señala que una política pública para dejar la dependencia alimenticia del mercado externo sería hacer un “gran acuerdo productivo” en el que el Gobierno atienda las necesidades de los productores nacionales, dicten las mejores medidas y den garantías de mercado interno y externo a todos (grandes, medianos y pequeños productores), con el objetivo de que el país sea productivo, competitivo y exportador.
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