Ante la crisis mundial de alimentos, tanto el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) como el IBCE, recomiendan incentivar la producción y no restringir las exportaciones que “a menudo provocan incertidumbre y achicamiento o apertura brusca de los mercados mundiales y alzas mayores de los precios a nivel global, reduciendo así los incentivos para producir más alimentos".
En cualquier caso, sostiene la FAO, "es necesario tomar precauciones para no adoptar medidas que puedan perjudicar el mercado actual. Se debe intentar lograr la cooperación total de los operadores del mercado para afrontar la situación”.
Por su parte, el IBCE aconsejó al Gobierno desechar “medidas cotoplacistas” como restringir las exportaciones, establecer cupos, licencias previas y controlar precios internos; por el contrario adoptar medidas inteligentes y “proactivas” que no solo garanticen su propio abastecimiento, sino que generen sa ldos exportables y con ello más empleo e ingresos.
El IBCE propone que Bolivia, con 15 millones de hectáreas posibles de producción agrícola, de las cuales solo se aprovecha 3 millones, debería dedicarse a producir más alimentos (oleaginosas, cereales, carnes) no solo para garantizar su propio abastecimiento, sino para exportar y generar más empleo, ingresos y soberanía alimentaria, puesto que el mundo a futuro continuará teniendo hambre.
En cualquier caso, sostiene la FAO, "es necesario tomar precauciones para no adoptar medidas que puedan perjudicar el mercado actual. Se debe intentar lograr la cooperación total de los operadores del mercado para afrontar la situación”.
Por su parte, el IBCE aconsejó al Gobierno desechar “medidas cotoplacistas” como restringir las exportaciones, establecer cupos, licencias previas y controlar precios internos; por el contrario adoptar medidas inteligentes y “proactivas” que no solo garanticen su propio abastecimiento, sino que generen sa ldos exportables y con ello más empleo e ingresos.
El IBCE propone que Bolivia, con 15 millones de hectáreas posibles de producción agrícola, de las cuales solo se aprovecha 3 millones, debería dedicarse a producir más alimentos (oleaginosas, cereales, carnes) no solo para garantizar su propio abastecimiento, sino para exportar y generar más empleo, ingresos y soberanía alimentaria, puesto que el mundo a futuro continuará teniendo hambre.
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