En medio de observaciones, críticas y temores, el Gobierno ultima detalles técnicos, logísticos y financieros para poner en marcha la Empresa Productora de Alimentos (EPA), a partir de este año con el propósito de encarar la falta y encarecimiento de alimentos básicos de la canasta familiar emergentes de una inminente crisis alimentaria a nivel mundial.
La EPA nace con un presupuesto de 60 millones de dólares destinados a la siembra, cosecha y acopio de 80 mil toneladas de maíz y otra cantidad similar de trigo, en aproximadamente 20 mil hectáreas a ser cultivadazas en la campaña agrícola de verano en la región de Bajo Isozó, Santa Cruz, en una primera etapa, informó Víctor Hugo Vásquez, Viceministro de Desarrollo Rural, a tiempo de comentar las 80 mil toneladas de maíz representan apenas un 10 por ciento de las 800 mil toneladas que actualmente produce el país.
La creación de la EPA, según el analista económico Napoleón Pacheco, confirma, primero, el fracaso de EMAPA, que de una empresa encargada de estimular la producción de alimentos, acaba importando y distribuyendo alimentos y segundo, que se trata de una medida política que transfiere al Estado la responsabilidad de resolver los problemas de la producción, escasez y precios de los productos alimenticios.
La creación de la EPA, en su criterio “no es más que la expresión de la euforia estatista, que a través de la incorporación del Estado en diferentes áreas de la economía, espera que los problemas se resuelvan, cuando esta demostrado que por su ineficiencia y carga burocrática, no son la solución”.
Ante la crisis alimentaria mundial, propuso el pleno funcionamiento de las leyes del mercado. “Cuanto más regulación y prohibición exista, para afrontar una crisis de alimentos, lo que se genera es especulación y ocultamiento. En la medida que el mercado funcione se generan incentivos para la producción”, sostuvo.
Para Gary Rodríguez, gerente general del Ins tituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que el Estado administr e una empresa dedicada a estocar estratégicamente alimentos, está bien, como lo hacen los países desarrollados; pero que incursione en la producción de los mismos, no es lo más aconsejable.
La creación de EPA, según Rodríguez obedece a una acción política, que tiene una ideología, una concepción de lo que el Estado debe ser y hacer; cuando la tendencia mundial es que el Estado de todas las facilidades para que las fuerzas productivas privadas sean las que desarrollen la producción.
En su criterio, el sector agropecuario nacional requiere, en este momento, políticas transversales: a).- seguridad jurídica para la tierra e inversión agrícola; b).- mercados seguros (eliminar las fijaciones de precios y las restricciones a la exportación) y c).- Mecanización, riego y uso de la biotecnología para enfrentar en mejor forma el cambio climático y aumentar la productividad.
El Viceministro de Desarrollo Rural, reiteró que el objetivo de la EPA es incentivar la producción de ali mentos entre los micro y pequeños productores y acopiar la mayor cantidad de alimentos posibles para aminorar los efectos de la crisis de alimentos en el país y en ningún caso competir con agroindustriales.
La EPA nace con un presupuesto de 60 millones de dólares destinados a la siembra, cosecha y acopio de 80 mil toneladas de maíz y otra cantidad similar de trigo, en aproximadamente 20 mil hectáreas a ser cultivadazas en la campaña agrícola de verano en la región de Bajo Isozó, Santa Cruz, en una primera etapa, informó Víctor Hugo Vásquez, Viceministro de Desarrollo Rural, a tiempo de comentar las 80 mil toneladas de maíz representan apenas un 10 por ciento de las 800 mil toneladas que actualmente produce el país.
La creación de la EPA, según el analista económico Napoleón Pacheco, confirma, primero, el fracaso de EMAPA, que de una empresa encargada de estimular la producción de alimentos, acaba importando y distribuyendo alimentos y segundo, que se trata de una medida política que transfiere al Estado la responsabilidad de resolver los problemas de la producción, escasez y precios de los productos alimenticios.
La creación de la EPA, en su criterio “no es más que la expresión de la euforia estatista, que a través de la incorporación del Estado en diferentes áreas de la economía, espera que los problemas se resuelvan, cuando esta demostrado que por su ineficiencia y carga burocrática, no son la solución”.
Ante la crisis alimentaria mundial, propuso el pleno funcionamiento de las leyes del mercado. “Cuanto más regulación y prohibición exista, para afrontar una crisis de alimentos, lo que se genera es especulación y ocultamiento. En la medida que el mercado funcione se generan incentivos para la producción”, sostuvo.
Para Gary Rodríguez, gerente general del Ins tituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que el Estado administr e una empresa dedicada a estocar estratégicamente alimentos, está bien, como lo hacen los países desarrollados; pero que incursione en la producción de los mismos, no es lo más aconsejable.
La creación de EPA, según Rodríguez obedece a una acción política, que tiene una ideología, una concepción de lo que el Estado debe ser y hacer; cuando la tendencia mundial es que el Estado de todas las facilidades para que las fuerzas productivas privadas sean las que desarrollen la producción.
En su criterio, el sector agropecuario nacional requiere, en este momento, políticas transversales: a).- seguridad jurídica para la tierra e inversión agrícola; b).- mercados seguros (eliminar las fijaciones de precios y las restricciones a la exportación) y c).- Mecanización, riego y uso de la biotecnología para enfrentar en mejor forma el cambio climático y aumentar la productividad.
El Viceministro de Desarrollo Rural, reiteró que el objetivo de la EPA es incentivar la producción de ali mentos entre los micro y pequeños productores y acopiar la mayor cantidad de alimentos posibles para aminorar los efectos de la crisis de alimentos en el país y en ningún caso competir con agroindustriales.
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