El diálogo que mantenían campesinos peruanos de la zona de Perú con representantes del Gobierno de su país, no sólo fracasó la madrugada de ayer, sino que empeoró con la radicalización del bloqueo en la zona de Desaguadero y el desencadenamiento de violencia con toma de oficinas públicas en Puno, por parte de los manifestantes, y toma de rehenes.
El desenlace del encuentro fue un balde de agua fría para los exportadores y transportistas bolivianos que ya daban por hecho el arribo de una solución al conflicto y que ahora reportan pérdidas de 40 millones de dólares, sumando las de Bolivia y Perú, según cálculos de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb).
Los pobladores de la región de Puno en Perú, que piden la expulsión de una empresa minera (la canadiense Bear Creack), debido a que, según ellos, contaminará aguas subterráneas con la explotación de plata, radicalizaron sus bloqueos con alambres de púas en el puente internacional fronterizo y no dejan pasar a las personas sin previo permiso. Ya son 18 días de bloqueo continuo y los transportistas perjudicados ya no tienen que comer.
El diario peruano la República informó que más de 17 mil manifestantes están "enardecidos" y han arrasado varios locales del Estado como la Sunat (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria), Fiscalía y Gobernación de esa región. "La situación está incontrolable y la policía no se da abasto para dispersarlos" reporta el rotativo peruano. “Estalló la bomba de tiempo”, tituló por su parte el diario Los Andes, de Puno.
La violencia se desató la tarde de ayer, ya que la comisión de alto nivel que envió el Ejecutivo peruano no solucionó la demanda de los comunarios aymaras y sólo se comprometió a estudiar, durante 180 días, las concesiones mineras que afectan su desarrollo.
Del lado boliviano, una comisión del Gobierno partió ayer con ayuda humanitaria a Desaguadero para ayudar a los cerca de 7.000 afectados retenidos e n el bloqueo, informó el vicecanciller Juan Carlos Alurralde.
La C ruz Roja Internacional de Bolivia y Perú tambiénrealizan labores de ayuda a los afectados por el cerco, indicó Alurralde, quien está a la espera de informes sobre el caso.
El desenlace del encuentro fue un balde de agua fría para los exportadores y transportistas bolivianos que ya daban por hecho el arribo de una solución al conflicto y que ahora reportan pérdidas de 40 millones de dólares, sumando las de Bolivia y Perú, según cálculos de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb).
Los pobladores de la región de Puno en Perú, que piden la expulsión de una empresa minera (la canadiense Bear Creack), debido a que, según ellos, contaminará aguas subterráneas con la explotación de plata, radicalizaron sus bloqueos con alambres de púas en el puente internacional fronterizo y no dejan pasar a las personas sin previo permiso. Ya son 18 días de bloqueo continuo y los transportistas perjudicados ya no tienen que comer.
El diario peruano la República informó que más de 17 mil manifestantes están "enardecidos" y han arrasado varios locales del Estado como la Sunat (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria), Fiscalía y Gobernación de esa región. "La situación está incontrolable y la policía no se da abasto para dispersarlos" reporta el rotativo peruano. “Estalló la bomba de tiempo”, tituló por su parte el diario Los Andes, de Puno.
La violencia se desató la tarde de ayer, ya que la comisión de alto nivel que envió el Ejecutivo peruano no solucionó la demanda de los comunarios aymaras y sólo se comprometió a estudiar, durante 180 días, las concesiones mineras que afectan su desarrollo.
Del lado boliviano, una comisión del Gobierno partió ayer con ayuda humanitaria a Desaguadero para ayudar a los cerca de 7.000 afectados retenidos e n el bloqueo, informó el vicecanciller Juan Carlos Alurralde.
La C ruz Roja Internacional de Bolivia y Perú tambiénrealizan labores de ayuda a los afectados por el cerco, indicó Alurralde, quien está a la espera de informes sobre el caso.
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