Madrid |
El Gobierno español presentó ayer una amplia reforma financiera que contempla la creación de un banco malo para gestionar suelo, vivienda y activos devaluados por el colapso inmobiliario, una condición impuesta por Europa para liberar el préstamo de hasta 125.000 millones de dólares concedido al país ibérico para sanear su sector bancario.
Se trata de la quinta reforma del sistema financiero español desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008 —dos bajo mandato socialista, tres en ocho meses con el actual Gobierno conservador del Partido Popular—. El ministro de Economía, Luis de Guindos, se mostró confiado en que esta última sea la definitiva.
"No existe una recuperación sólida y sostenible si no hay crédito disponible y si no tenemos un sistema bancario solvente", dijo De Guindos tras la reunión del Consejo de Ministros. "Estamos poniendo las bases para que no se reproduzcan crisis como la que hemos vivido", agregó.
La nueva ley, que entra automáticamente en vigor, alumbra una Sociedad de Gestión de Activos, lo que se conoce popularmente como banco malo.
La sociedad comprará activos tóxicos, como suelo, promociones y viviendas vacías en manos de los bancos para venderlos y generar beneficios con un horizonte temporal de entre 10 y 15 años, cuando supuestamente el ciclo económico sea más favorable que el actual, en el que la economía atraviesa su segunda recesión en cuatro años y soporta un desempleo de casi 25 por ciento.
De Guindos explicó que sólo los bancos con ayudas públicas o nacionalizados —ocho en total hasta el momento— podrán soltar lastre de sus balances enajenando esos activos devaluados al banco malo, que estará participado en un porcentaje bajo por el Estado y en su mayoría por iniciativa privada.
El Gobierno español presentó ayer una amplia reforma financiera que contempla la creación de un banco malo para gestionar suelo, vivienda y activos devaluados por el colapso inmobiliario, una condición impuesta por Europa para liberar el préstamo de hasta 125.000 millones de dólares concedido al país ibérico para sanear su sector bancario.
Se trata de la quinta reforma del sistema financiero español desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008 —dos bajo mandato socialista, tres en ocho meses con el actual Gobierno conservador del Partido Popular—. El ministro de Economía, Luis de Guindos, se mostró confiado en que esta última sea la definitiva.
"No existe una recuperación sólida y sostenible si no hay crédito disponible y si no tenemos un sistema bancario solvente", dijo De Guindos tras la reunión del Consejo de Ministros. "Estamos poniendo las bases para que no se reproduzcan crisis como la que hemos vivido", agregó.
La nueva ley, que entra automáticamente en vigor, alumbra una Sociedad de Gestión de Activos, lo que se conoce popularmente como banco malo.
La sociedad comprará activos tóxicos, como suelo, promociones y viviendas vacías en manos de los bancos para venderlos y generar beneficios con un horizonte temporal de entre 10 y 15 años, cuando supuestamente el ciclo económico sea más favorable que el actual, en el que la economía atraviesa su segunda recesión en cuatro años y soporta un desempleo de casi 25 por ciento.
De Guindos explicó que sólo los bancos con ayudas públicas o nacionalizados —ocho en total hasta el momento— podrán soltar lastre de sus balances enajenando esos activos devaluados al banco malo, que estará participado en un porcentaje bajo por el Estado y en su mayoría por iniciativa privada.
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