Gary Rojas
Tarija | Los vinos y singanis de Tarija conquistaron, en poco tiempo y con virtudes específicas como el aroma, el sabor y la tecnología, los sentidos de los mejores catadores en diversos festivales del mundo. La causa principal de estos atributos: la ubicación de los viñedos a una altura entre los 1.600 a 2.850 metros sobre el nivel del mar.
Conscientes de esta oportunidad, los propietarios de 10 bodegas de Tarija juntaron esfuerzos para proponer algo que denominaron: los vinos y singanis de altura, sello con el que les está yendo muy bien.
Desde 2005, suman las medallas de oro y plata en concursos reconocidos por la Organización Internacional del Vino (OIV) tanto en Bélgica, Canadá, Francia, Argentina, Chile, por mencionar algunos países.
Kholberg, Campos de Solana, Los Parrales, La Concepción, Aranjuez, Casa Grande, Uvairenda de Santa Cruz, Magnus, Sausinni y Rujero son las bodegas que producen juntas alrededor de unos 6 millones de litros al año.
Para lograr esa calidad, los viñedos desde que están en plantines son “mimados y tratados en una relación personalizada trabajador-planta”, explicó Ximena Pinedo, responsable de agronomía de la bodega La Concepción, distante a unos 12 kilómetros del centro de Tarija. En el lugar, hace unos 400 años, jesuitas edificaron monasterios y dejaron su mejor siembra: la viticultura.Ventajas de altura
Debido a la cercanía de las plantas de vid con el sol, las uvas en Tarija generan material antioxidante que evita el envejecimiento de la especie.
Esa misma propiedad se transmite de la uva, al vino y del vino a la persona. La explicación corresponde a Jorge Baracatt, coordinador de la Fundación Fautapo, sobre la base de estudios como el de “Tarija, ciudad de vinos de altura” de Javier Belmonte, que respaldan el argumento.
Las casas productoras triunfan. Aranjuez, pionera con la variedad del tannat, produce en unas 100 hectáreas, 800 mil l itros de vino al año. La Concepción con el rosé y el trivarietal como banderas, llega a los 2 millones de litros. Casa grande con sus más de 15 variedades alcanza los 500 mil litros y Campos de Solana, con el singani Casa Real y la colección de altura como productos estrella, supera el millón de litros.
“Detrás de una copa de vino hay más de 2.800 familias trabajando y pese a no tener un volumen grande de producción, resaltamos por la calidad”, dijo el gerente de ANIV, Ricardo Ortuño.
Tarija | Los vinos y singanis de Tarija conquistaron, en poco tiempo y con virtudes específicas como el aroma, el sabor y la tecnología, los sentidos de los mejores catadores en diversos festivales del mundo. La causa principal de estos atributos: la ubicación de los viñedos a una altura entre los 1.600 a 2.850 metros sobre el nivel del mar.
Conscientes de esta oportunidad, los propietarios de 10 bodegas de Tarija juntaron esfuerzos para proponer algo que denominaron: los vinos y singanis de altura, sello con el que les está yendo muy bien.
Desde 2005, suman las medallas de oro y plata en concursos reconocidos por la Organización Internacional del Vino (OIV) tanto en Bélgica, Canadá, Francia, Argentina, Chile, por mencionar algunos países.
Kholberg, Campos de Solana, Los Parrales, La Concepción, Aranjuez, Casa Grande, Uvairenda de Santa Cruz, Magnus, Sausinni y Rujero son las bodegas que producen juntas alrededor de unos 6 millones de litros al año.
Para lograr esa calidad, los viñedos desde que están en plantines son “mimados y tratados en una relación personalizada trabajador-planta”, explicó Ximena Pinedo, responsable de agronomía de la bodega La Concepción, distante a unos 12 kilómetros del centro de Tarija. En el lugar, hace unos 400 años, jesuitas edificaron monasterios y dejaron su mejor siembra: la viticultura.Ventajas de altura
Debido a la cercanía de las plantas de vid con el sol, las uvas en Tarija generan material antioxidante que evita el envejecimiento de la especie.
Esa misma propiedad se transmite de la uva, al vino y del vino a la persona. La explicación corresponde a Jorge Baracatt, coordinador de la Fundación Fautapo, sobre la base de estudios como el de “Tarija, ciudad de vinos de altura” de Javier Belmonte, que respaldan el argumento.
Las casas productoras triunfan. Aranjuez, pionera con la variedad del tannat, produce en unas 100 hectáreas, 800 mil l itros de vino al año. La Concepción con el rosé y el trivarietal como banderas, llega a los 2 millones de litros. Casa grande con sus más de 15 variedades alcanza los 500 mil litros y Campos de Solana, con el singani Casa Real y la colección de altura como productos estrella, supera el millón de litros.
“Detrás de una copa de vino hay más de 2.800 familias trabajando y pese a no tener un volumen grande de producción, resaltamos por la calidad”, dijo el gerente de ANIV, Ricardo Ortuño.
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