Acuerdo europeo no calma a los mercados

martes, 13 de diciembre de 2011

Bruselas |

El nuevo acuerdo europeo para reforzar la disciplina fiscal y atajar la crisis, en el que están dispuestos a participar todos los socios de la Unión Europea (UE), menos el Reino Unido, plantea de momento más preguntas que respuestas y no ha logrado calmar a los mercados, que registraron ayer una tendencia bajista.
La Comisión Europea (CE) se esforzaba ayer por convencer de la viabilidad y contundencia de las medidas, si bien no tuvo más remedio que admitir que nada se sabe aún del desarrollo concreto del acuerdo ni del modo en que se podrá supervisar su cumplimiento e imponer sanciones.
"No tiene fundamento decir que este tratado es inaplicable", afirmó ayer el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, e insistió en que se trata de un pacto "efectivo y viable".
Rehn dijo que la mayoría de compromisos del nuevo pacto fiscal puede aprobarse sin necesidad de modificar el Tratado de Lisboa, pero evitó destacar que para que la CE decida de manera más directa sobre la apertura de procedimientos por déficit excesivo —ahora tiene que aprobarlo el Consejo— no basta con un apaño rápido mediante legislación secundaria.
Además, la negativa de Reino Unido a participar en el acuerdo, aunque sirvió para unir a los demás socios europeos en torno a Alemania y agiliza el proceso (ahora planteado como un acuerdo intergubernamental fuera de la UE), complica su puesta en marcha y obliga a buscar rodeos legales.
"La clave está en cómo se sanciona a los países que incumplan el tratado", dijo ayer una fuente comunitaria y recordó que "la CE no puede implicarse en sanciones de cuestiones acordadas fuera de la UE", para agregar: "de momento, tenemos un acuerdo sin sanciones".

Contenido
Más allá de las cuestiones de forma, preocupa también el contenido. La introducción en las constituciones nacionales de la "regla de oro", para garantizar el equilibrio en presupuestos de países y limitar el déf icit estructural anual al 0,5 por ciento del PIB, es rechazada por lo s socialistas franceses.
El candidato socialista a las presidenciales francesas, François Hollande, quien, según las encuestas, podría reemplazar al actual jefe de Estado, Nicolas Sarkozy, anunció ayer que si sale elegido en los comicios del año próximo renegociará el acuerdo de la cumbre europea de la semana pasada.
Desde el Reino Unido, el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, mostró ayer su "amarga decepción" por el resultado de la cumbre del viernes en Bruselas y advirtió de que su país se enfrenta al aislamiento, en un gesto considerado como un verdadero desplante europeo al jefe del Gobierno, David Cameron.
En Italia, el primer ministro, Mario Monti, ha afrontado las primeras huelgas contra su plan de ajuste, un paquete de medidas que el líder del Gobierno espera convalidar en la Cámara de los Diputados antes de Navidad a pesar de las 1.300 enmiendas presentadas.
Mientras tanto, en Grecia, la "troika" que revisa las cuentas del país —compuesta por representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE)— ha iniciado ayer consultas con el Gobierno con el objetivo de endurecer las medidas de ajuste.

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