Desde la noche del miércoles la plaza Murillo estuvo cercada por aproximadamente cinco contingentes de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP). Los indígenas recibieron por sobre la guardia, colchones, panes, frazadas, chompas que la ciudadanía paceña hacía llegar tras un pedido de la dirigencia. Durante todo el día jueves, solamente dejaban ingresar a los que portaban credencial de funcionario público o de periodista.
Aidé Ortíz, indígena del Beni, aún no había desayunado cuando el reloj de la catedral iba a marcar las 12 del mediodía. No hay baños públicos cercanos, menos agua. Concepción Álvarez, indígena de la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (Cepilap), recibió una dosis de parte de los médicos de la policía para combatir el resfrío que no la dejó dormir. “Decían que lloraba porque extrañaba a mi gente y era un resfrío fuerte que no me dejaba dormir”, expresó.
El grupo mayoritario de indígenas pernocta en los ambientes de la Universidad Mayor de San Andrés. Los que duermen en colchones son pocos, la mayoría lo hace sobre el suelo. A primeras horas de la mañana, los ciudadanos llegaron a la zona con marraquetas y café caliente, sin embargo, no abasteció para todos.
William Aguirre, médico que atendió a los indígenas junto a una brigada, dijo que la mayoría de los casos era de enfermedades de vías respiratorias superiores, males gastrointestinales y musculares.
Pese al frío, Alison Miranda, niña de tres años de la comunidad de Santo Domingo, sacó varias sonrisas a los indígenas que descansaban en su entorno. Bailó al escuchar las tamboritas y las bombillas, modeló frente a las cámaras y su alegría contagió a muchos.
Una ciudadana paceña, quien no quiso identificarse, también llegó a la plaza con una guitarra, vestida de chola paceña y amenizó a los indígenas cantando “En las Playas del Beni”, “Viva mi Patria Bolivia”, entre otras.
Aidé Ortíz, indígena del Beni, aún no había desayunado cuando el reloj de la catedral iba a marcar las 12 del mediodía. No hay baños públicos cercanos, menos agua. Concepción Álvarez, indígena de la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (Cepilap), recibió una dosis de parte de los médicos de la policía para combatir el resfrío que no la dejó dormir. “Decían que lloraba porque extrañaba a mi gente y era un resfrío fuerte que no me dejaba dormir”, expresó.
El grupo mayoritario de indígenas pernocta en los ambientes de la Universidad Mayor de San Andrés. Los que duermen en colchones son pocos, la mayoría lo hace sobre el suelo. A primeras horas de la mañana, los ciudadanos llegaron a la zona con marraquetas y café caliente, sin embargo, no abasteció para todos.
William Aguirre, médico que atendió a los indígenas junto a una brigada, dijo que la mayoría de los casos era de enfermedades de vías respiratorias superiores, males gastrointestinales y musculares.
Pese al frío, Alison Miranda, niña de tres años de la comunidad de Santo Domingo, sacó varias sonrisas a los indígenas que descansaban en su entorno. Bailó al escuchar las tamboritas y las bombillas, modeló frente a las cámaras y su alegría contagió a muchos.
Una ciudadana paceña, quien no quiso identificarse, también llegó a la plaza con una guitarra, vestida de chola paceña y amenizó a los indígenas cantando “En las Playas del Beni”, “Viva mi Patria Bolivia”, entre otras.
0 comentarios:
Publicar un comentario