Bolivia gastó 375 millones de dólares para importar 503.000 toneladas de alimentos entre enero y julio de este año, según informe difundido ayer por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Cuatro son los principales productos importados: azúcar, con 91.000 toneladas por 78 millones de dólares; harina de trigo (114.000 toneladas y 46 millones); maíz (84.000 toneladas y 32 millones), y trigo en grano (53.000 toneladas y 17 millones).
“La buena noticia de este frenesí importador es que con los 2 millones de quintales de azúcar importados y la producción nacional esperada de 9,5 millones de quintales el presente año, el abastecimiento de azúcar está garantizada hasta la zafra de 2012” dijo el presidente del IBCE, Wilfredo Rojo Parada.
“Según lo visto hasta julio, la proyección es que la importación de alimentos ronde los 600 millones de dólares hasta fin de año, lo que supondría una subida del 50 por ciento en valor y cerca del 40 por cient o en volumen comparativamente al año 2010”, agregó.
Rojo concluyó que el hecho deja dos reflexiones: “primero, es mucho lujo para un país pobre gastar tanto en alimentos extranjeros cuando los podemos producir nosotros mismos; segundo, debemos recuperar la soberanía alimentaria que perdimos para lo cual el Estado debe garantizar: a) seguridad jurídica a la tierra e inversiones agrícolas; b) mercado interno con precios realistas, y el externo, liberando la exportación; c) buenas políticas públicas y uso de la biotecnología”, explicó.
Cuatro son los principales productos importados: azúcar, con 91.000 toneladas por 78 millones de dólares; harina de trigo (114.000 toneladas y 46 millones); maíz (84.000 toneladas y 32 millones), y trigo en grano (53.000 toneladas y 17 millones).
“La buena noticia de este frenesí importador es que con los 2 millones de quintales de azúcar importados y la producción nacional esperada de 9,5 millones de quintales el presente año, el abastecimiento de azúcar está garantizada hasta la zafra de 2012” dijo el presidente del IBCE, Wilfredo Rojo Parada.
“Según lo visto hasta julio, la proyección es que la importación de alimentos ronde los 600 millones de dólares hasta fin de año, lo que supondría una subida del 50 por ciento en valor y cerca del 40 por cient o en volumen comparativamente al año 2010”, agregó.
Rojo concluyó que el hecho deja dos reflexiones: “primero, es mucho lujo para un país pobre gastar tanto en alimentos extranjeros cuando los podemos producir nosotros mismos; segundo, debemos recuperar la soberanía alimentaria que perdimos para lo cual el Estado debe garantizar: a) seguridad jurídica a la tierra e inversiones agrícolas; b) mercado interno con precios realistas, y el externo, liberando la exportación; c) buenas políticas públicas y uso de la biotecnología”, explicó.
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