Bruselas | La eurozona enfrenta una semana crucial para su futuro, con votaciones clave en los parlamentos de Alemania, Finlandia y Eslovenia sobre el fondo de rescate europeo y con el rescate de Grecia pendiendo de un hilo.
La gravedad de la situación la resumió ayer el portavoz comunitario para Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj: "Grecia realmente está ante el momento de la verdad y tenemos la última oportunidad para evitar el colapso de la economía griega".
La eurozona intenta por todos los medios desactivar el peor de todos los escenarios posibles: una suspensión de pagos de Grecia y el efecto dominó que provocaría una quiebra en toda la zona euro.
Por lo pronto, la semana ha empezado relativamente mal, ya que los inspectores de la "troika" –formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comunidad Europea (CE)– que pretendían regresar ayer mismo a Atenas para reanudar la quinta revisión del programa de ayudas a Grecia, han retrasado su visita, según la Comisión.
Y aunque volviesen esta misma semana a la capital griega, la CE descarta ya que la eurozona pueda decidir sobre el desembolso del sexto tramo de la ayuda –8.000 millones de euros– el próximo 3 de octubre, cuando se reúne en Luxemburgo de nuevo el Eurogrupo.
La eurozona pretendía entregar la ayuda de la Unión Europea y del FMI en septiembre, pero diferentes obstáculos en el seno de la zona del euro y en Grecia –que no ha avanzado lo suficiente en la aplicación del programa de ajustes y reformas estructurales– han provocado un retraso considerable.
Grecia sólo tiene dinero hasta octubre para pagar los sueldos públicos y las pensiones. "Tenemos en cuenta las necesidades financieras de Grecia, pero también tenemos en cuenta los compromisos que tiene que cumplir antes del próximo desembolso", afirmó Altafaj.
La gravedad de la situación la resumió ayer el portavoz comunitario para Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj: "Grecia realmente está ante el momento de la verdad y tenemos la última oportunidad para evitar el colapso de la economía griega".
La eurozona intenta por todos los medios desactivar el peor de todos los escenarios posibles: una suspensión de pagos de Grecia y el efecto dominó que provocaría una quiebra en toda la zona euro.
Por lo pronto, la semana ha empezado relativamente mal, ya que los inspectores de la "troika" –formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comunidad Europea (CE)– que pretendían regresar ayer mismo a Atenas para reanudar la quinta revisión del programa de ayudas a Grecia, han retrasado su visita, según la Comisión.
Y aunque volviesen esta misma semana a la capital griega, la CE descarta ya que la eurozona pueda decidir sobre el desembolso del sexto tramo de la ayuda –8.000 millones de euros– el próximo 3 de octubre, cuando se reúne en Luxemburgo de nuevo el Eurogrupo.
La eurozona pretendía entregar la ayuda de la Unión Europea y del FMI en septiembre, pero diferentes obstáculos en el seno de la zona del euro y en Grecia –que no ha avanzado lo suficiente en la aplicación del programa de ajustes y reformas estructurales– han provocado un retraso considerable.
Grecia sólo tiene dinero hasta octubre para pagar los sueldos públicos y las pensiones. "Tenemos en cuenta las necesidades financieras de Grecia, pero también tenemos en cuenta los compromisos que tiene que cumplir antes del próximo desembolso", afirmó Altafaj.
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