La canciller alemana Angela Merkel y los líderes del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) pidieron ayer más reformas estructurales para mejorar la competitividad a la hora de continuar con el ajuste fiscal en la eurozona.
Todos ellos mostraron, además, su satisfacción por los esfuerzos de varios Estados de la zona del euro, sin especificar cuáles, a la hora de sanear sus presupuestos, “lo que ha conducido a un aumento de la confianza de los inversores en esos países”, según un comunicado conjunto emitido al término de su reunión en Berlín.
El comunicado conjunto advierte de que la recuperación de la economía mundial es un proceso que transita por aguas turbulentas, pese a que el FMI espera un crecimiento del PIB mundial del 3,3 por ciento este año y del 3,6 el pró ximo.
Los niveles de deuda en la mayoría de los países industrializados siguen, según los asistentes a la cita, en un nivel que no es sostenible a largo plazo y el desempleo ha alcanzado en muchos Estados tasas récord que no se pueden aceptar y para lo que hay que buscar soluciones.
En la eurozona, el ajuste debe combinarse con reformas estructurales que den impulso al crecimiento a través de una mejora de la competitividad, señala el documento conjunto. El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, dijo que, aunque las reformas estructurales sólo tienen efectos a largo plazo, estas son indispensables.
“Hay que hacer las reformas porque hay que creer en una vida después de la crisis de la deuda”, declaró Gurría.
Concretamente, Gurría subrayó la necesidad de que los salarios no suban por encima de la productividad, para no perjudicar a la competitividad, y que las reformas vayan acompañadas de un diálogo social.
Estados Unidos, según el comunicado, tiene que diseñar un camino de consolidación fiscal que tenga credibilidad y los países emergentes han de concentrarse en una política de inclusión que contribuya a disminuir los desequilibrios globales.
Como prioridades para los próximos años, tanto para los países industrializados como para los emergentes, se define la mejora de los sistemas educativos, las reformas del sector sanitario y del mercado laboral, el fortalecimiento de la competitividad y el impulso a las innovaciones.
Todas las medidas deben estar acompañadas por esfuerzos para reducir el desempleo, añade el documento.
Los asistentes a la reunión advirtieron además contra las tendencias proteccionistas en el comercio mundial y también destacaron que el cambio climático y la protección de los recursos naturales siguen siendo retos relevantes y prioritarios para todos los países.