Argentina restringe ingreso de la mercancía boliviana

domingo, 10 de julio de 2011

Yacuiba |
El comercio fronterizo con Argentina comienza a contraerse debido a las restricciones que impone el Gobierno de ese país a sus ciudadanos para importar artículos y productos bolivianos. Si un argentino desea llevarse tres chamarras y dos edredones de Yacuiba por 1.051 bolivianos, no puede hacerlo porque la Aduana sólo le permite pasar un valor de 150 dólares, equivalentes a 1.050 bolivianos, con el objetivo de resguardar su industria. Antes había flexibilidad de hasta 200 dólares, según los afectados en la frontera.
Los turistas María Esther Agüero, Inés Santiago, Francisco Córdova y Carlos Frontanilla explicaron que actualmente deben ingresar a Bolivia sólo con camisas, blusas o alguna prenda liviana para poder regresar a su país, vestidos con dos chompas, una chamarra y alguna manta, pues ya no pueden hacerlo como hace un año con sus valijas “repletas” de artículos bolivianos.
“Mirá, ahora tenemos más control debido al narcotráfico y por que no se quiere afectar a nuestra industria. Nosotros queremos llevar más cosas a nuestros hijos porque aquí (Pocitos y Yacuiba) es más barato, pero no nos dejan, qué le vamos a hacer”, sintetizó Agüero.
Por su lado, Santiago indica que las autoridades argentinas deben ser más flexibles, pues tampoco se justifica que se les prohíba comprar artículos baratos sin facturas y al cual ellos obligatoriamente calculan precios altos y en dólares para incautarse de la mercadería.
“Hay un abuso de la Gendarmería, mayormente en Yacuiba. No dan facturas por la compra de artículos que son baratos y bien podemos llevarnos varias cosas, pero en nuestro país no nos creen y les ponen precios elevados y muchas veces se quedan con ellos. Es un riesgo adquirir más mercadería”, señaló.
En 2010 los gremialistas de Yacuiba pidieron a las autoridades argentinas que se aumenten las compras de 200 dólares a unos 500. Sin embargo, hasta la fecha no hay respuesta. En Bolivia , la Cancillería tampoco dice nada.


Campea contrabando
En nuestro país, ocurre lo contrario, pues “campea” el contrabando y los artículos y productos argentinos ingresan por doquier a Pocitos y luego son distribuidos por Yacuiba y al resto del territorio nacional.
El alcalde de Yacuiba, Carlos Brú, pidió al Gobierno argentino ser condescendiente con el comercio boliviano. La autoridad hizo el llamado durante la inauguración del gasoducto Juana Azurduy (GIJA) en el campo Madrejones, localidad de Cañón Oculto.
“Así como fluye el gas boliviano hacia Argentina, así debe fluir el comercio y el transporte en total equilibrio, para poder integrarnos de manera completa. En este momento el comercio fronterizo ha bajado notoriamente. La producción nacional, que está en su pico más alto con las chompas, sacos, chalinas, edredones y mantas, se ve afectada pues no puede ser vendida en gran escala a los argentinos”, reclamó Brú.
La autoridad agrega que el Gobierno argentino no es condescendiente con los interes es de los bolivianos, pues cuando se trata de que los bolivianos puedan vender su producción, ellos ponen una serie de barreras arancelarias, pero cuando se trata de la venta de productos argentinos, hacen cualquier cosa para comercializarlos hacia Bolivia.


Zona roja
Otro factor para el bajón comercial es que al ser considerada Pocitos y Yacuiba como zona roja, también se han reforzado los controles en el vecino país.
Para llegar de Salvador Mazza (Argentina) hasta Tartagal (a una hora de la frontera) existen varios controles por parte de la Gendarmería que influyen en el tránsito de turistas que viajan hasta Bolivia para realizar compras.


Puertas abiertas
La otra cara de la medalla se da en la parte boliviana, donde se mantienen las “puertas abiertas” para que ingresen las mercancías del vecino país. Entre los productos que más ingresan vía contrabando figuran arroz, harina, manteca de cerdo, picadillo, vino, whisky y aceite.
Ba stó media hora para contabilizar a unos 300 bagalleros nacionales que internan cientos de quintales de estos productos al país. Los cargadores, que tienen chaquetas azules y números de identificación en sus espaldas, son protegidos y controlados por dos guardias que contabilizan sus viajes.

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