Davos, Suiza |
La cumbre de Davos, organizada por el Foro Económico Mundial, cerró ayer su 43 edición con la convicción de que lo peor de la crisis pasó y con el debate abierto sobre las reformas y las políticas monetarias a adoptar para evitar una nueva recaída de las principales economías.
Las elites políticas y financieras coincidieron en que hay luz al final del túnel de la crisis que estalló en 2008, pero no se pusieron de acuerdo sobre cuál es la receta que garantizará que la tímida recuperación se consolidará y que no habrá nuevos sustos.
El Foro planteó su reunión anual de cinco días en los Alpes desde el prisma de que había que abandonar el “modo crisis” y los invitados se esforzaron en ver el vaso medio lleno, pese a las previsiones que siguen apuntando que las economías de los países ricos seguirán planas, especialmente en el caso de la zona euro.
El más claro fue el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, al decir que la r ecuperación de la estancada economía europea se dará en la segunda mitad de este año.
Afirmó que 2012 fue el año del relanzamiento de la moneda única europea y lo atribuyó a “los progresos extraordinarios de los Gobiernos en consolidación fiscal y a las reformas estructurales” y destacó que “por primera vez en muchos años, el proceso de reiniciar la integración europea ganó impulso en 2012”.
El reto ahora es, dijo, “superar la fragmentación que todavía permanece” en los mercados financieros y de capital.
Le secundó el ministro español de Economía, Luis De Guindos, que aseguró que “la economía española está en condiciones de volver a crecer en el segundo semestre de este año”, en contra de las recientes previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La cautela frente al optimismo vino de la mano de la canciller alemana, Angela Merkel, que insistió en la necesidad de reformas estructurales para garantizar el san eamiento de las economías como base para el crecimiento futuro.
La cumbre de Davos, organizada por el Foro Económico Mundial, cerró ayer su 43 edición con la convicción de que lo peor de la crisis pasó y con el debate abierto sobre las reformas y las políticas monetarias a adoptar para evitar una nueva recaída de las principales economías.
Las elites políticas y financieras coincidieron en que hay luz al final del túnel de la crisis que estalló en 2008, pero no se pusieron de acuerdo sobre cuál es la receta que garantizará que la tímida recuperación se consolidará y que no habrá nuevos sustos.
El Foro planteó su reunión anual de cinco días en los Alpes desde el prisma de que había que abandonar el “modo crisis” y los invitados se esforzaron en ver el vaso medio lleno, pese a las previsiones que siguen apuntando que las economías de los países ricos seguirán planas, especialmente en el caso de la zona euro.
El más claro fue el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, al decir que la r ecuperación de la estancada economía europea se dará en la segunda mitad de este año.
Afirmó que 2012 fue el año del relanzamiento de la moneda única europea y lo atribuyó a “los progresos extraordinarios de los Gobiernos en consolidación fiscal y a las reformas estructurales” y destacó que “por primera vez en muchos años, el proceso de reiniciar la integración europea ganó impulso en 2012”.
El reto ahora es, dijo, “superar la fragmentación que todavía permanece” en los mercados financieros y de capital.
Le secundó el ministro español de Economía, Luis De Guindos, que aseguró que “la economía española está en condiciones de volver a crecer en el segundo semestre de este año”, en contra de las recientes previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La cautela frente al optimismo vino de la mano de la canciller alemana, Angela Merkel, que insistió en la necesidad de reformas estructurales para garantizar el san eamiento de las economías como base para el crecimiento futuro.
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