La Paz | AnfEl secretario ejecutivo de la Federación de Panificadores Artesanos de La Paz, Dandy Mallea, señaló el fin de semana, que el anuncio del Gobierno de discontinuar la importación de la harina argentina, obligará a su sector a revisar la hoja de costos para imponer nuevos precios en la unidad de pan.
"Ya habíamos advertido que revisaríamos la hoja de costos porque el sector está totalmente damnificado por los últimos hechos como el incremento de precios en la azúcar y el harina", dijo Mallea.
En un ampliado del sector, se analizará la estructura de los costos de la industrialización del pan para incrementar el precio, ya que el costo actual está vigente desde el año 1999, según el panificador.
A la fecha, el precio del quintal de harina oscila entre 176 a 165 bolivianos, cuando hace un mes era de 157 bolivianos; lo que demanda una aumento significativo en los costos. En ese marco, los panificadores conminaron al Gobierno a reanudar la importación de harina y manteca de Argentina para garantizar la producción, peso y precio del pan de batalla, que podría incrementarse.
El Gobierno comenzó a importar harina cuando los insumos para los panificadores alcanzaron precios muy altos y los subvencionó para el mercado interno desde 2007, pagando alrededor de 1,8 millones de dólares por mes para importar 600 mil quintales de harina para todo el país.
"Ya habíamos advertido que revisaríamos la hoja de costos porque el sector está totalmente damnificado por los últimos hechos como el incremento de precios en la azúcar y el harina", dijo Mallea.
En un ampliado del sector, se analizará la estructura de los costos de la industrialización del pan para incrementar el precio, ya que el costo actual está vigente desde el año 1999, según el panificador.
A la fecha, el precio del quintal de harina oscila entre 176 a 165 bolivianos, cuando hace un mes era de 157 bolivianos; lo que demanda una aumento significativo en los costos. En ese marco, los panificadores conminaron al Gobierno a reanudar la importación de harina y manteca de Argentina para garantizar la producción, peso y precio del pan de batalla, que podría incrementarse.
El Gobierno comenzó a importar harina cuando los insumos para los panificadores alcanzaron precios muy altos y los subvencionó para el mercado interno desde 2007, pagando alrededor de 1,8 millones de dólares por mes para importar 600 mil quintales de harina para todo el país.
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