Nicosia |
Chipre se convirtió ayer en el quinto país de la zona del euro en solicitar ayuda financiera a sus socios, después de perder el acceso a los mercados hace meses y con un sector bancario muy debilitado por su exposición a Grecia.
El Gobierno del presidente Dimitris Christofias anunció ayer la petición de ayuda, pocos días antes de la fecha límite, el 30 de junio, que se impuso para recapitalizar con 1.800 millones de euros el segundo mayor banco del país, el Laiki Popular Bank.
"El propósito de la asistencia requerida es el de contener los riesgos para la economía chipriota, en particular, los derivados de los efectos negativos a través de su sector financiero, debido a su gran exposición a la economía griega", según un escueto comunicado gubernamental.
La solicitud se produjo la misma jornada en la que la agencia de calificación Fitch rebajó a "bono basura" la deuda estatal del país, que el próximo 1 de julio asume la presidencia rotatoria de la Unión Eu ropea (UE).
"La rebaja de las calificaciones soberanas de Chipre refleja un aumento en la cantidad de capital que Fitch asume que los bancos chipriotas requieren", argumentó la agencia.
Fitch consideró que, además de los 1.800 millones de euros, equivalentes al 10 por ciento del PIB, que se requieren para el Laiki Popular Bank, se necesitará una inyección adicional de hasta 4.000 millones para el resto del sector bancario, según sus cálculos.
El sector bancario chipriota se ha visto afectado por la quita de la mitad de la deuda pública griega en manos privadas, así como por el efecto de la recesión y el aumento del desempleo en la isla mediterránea.
"Nuestra solicitud tiene como eje principal la recapitalizacion de los bancos", afirmó el portavoz del Gobierno chipriota, Stefanous Stefanou, en declaraciones al canal RIK1.
Nicosia ha venido reiterando que prefiere una asistencia financiera sólo para su sector bancario, sin condicionalidad macroeconómica, tal com o la acordada por el Eurogrupo con España, ya que teme los efectos so bre su economía de un duro plan de ajuste como los aplicados en Grecia, Portugal o Irlanda.
Chipre se convirtió ayer en el quinto país de la zona del euro en solicitar ayuda financiera a sus socios, después de perder el acceso a los mercados hace meses y con un sector bancario muy debilitado por su exposición a Grecia.
El Gobierno del presidente Dimitris Christofias anunció ayer la petición de ayuda, pocos días antes de la fecha límite, el 30 de junio, que se impuso para recapitalizar con 1.800 millones de euros el segundo mayor banco del país, el Laiki Popular Bank.
"El propósito de la asistencia requerida es el de contener los riesgos para la economía chipriota, en particular, los derivados de los efectos negativos a través de su sector financiero, debido a su gran exposición a la economía griega", según un escueto comunicado gubernamental.
La solicitud se produjo la misma jornada en la que la agencia de calificación Fitch rebajó a "bono basura" la deuda estatal del país, que el próximo 1 de julio asume la presidencia rotatoria de la Unión Eu ropea (UE).
"La rebaja de las calificaciones soberanas de Chipre refleja un aumento en la cantidad de capital que Fitch asume que los bancos chipriotas requieren", argumentó la agencia.
Fitch consideró que, además de los 1.800 millones de euros, equivalentes al 10 por ciento del PIB, que se requieren para el Laiki Popular Bank, se necesitará una inyección adicional de hasta 4.000 millones para el resto del sector bancario, según sus cálculos.
El sector bancario chipriota se ha visto afectado por la quita de la mitad de la deuda pública griega en manos privadas, así como por el efecto de la recesión y el aumento del desempleo en la isla mediterránea.
"Nuestra solicitud tiene como eje principal la recapitalizacion de los bancos", afirmó el portavoz del Gobierno chipriota, Stefanous Stefanou, en declaraciones al canal RIK1.
Nicosia ha venido reiterando que prefiere una asistencia financiera sólo para su sector bancario, sin condicionalidad macroeconómica, tal com o la acordada por el Eurogrupo con España, ya que teme los efectos so bre su economía de un duro plan de ajuste como los aplicados en Grecia, Portugal o Irlanda.
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