Para la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) la mayoría de las problemáticas socio-ambientales han proliferado, se han profundizado y en el mejor de los casos permanecen invariables, debido al marginamiento de la gestión ambiental en el actual Gobierno.
Marco Octavio Ribera, investigador de Lidema, dice que esta situación tiene su raíz en el modelo de desarrollo vigente, extractivista y primario exportador (gas, minerales, energía, suelos-soya), que se ha exacerbado en los sectores de hidrocarburos, minería y energía.
Agrega que este modelo ve un obstáculo en la gestión ambiental y de autoridades ambientales fuertes, por lo que la tendencia ha sido marginar y debilitar aún más este aspecto.
En el caso de la minería, dice Ribera, se ha aprovechado la recuperación de la demanda y de los precios, y los ritmos de explotación y procesamiento no han sufrido grandes variaciones.
El oro ha alcanzado precios de record histórico, por tanto las presiones de explotació n se han intensificado como nunca generando enormes impactos ecológicos, incluso al interior de áreas protegidas como es el caso del ANMI Apolobamba.
En el tema hidrocarburífero, indica, en 2009 se han generado grandes amenazas, en función a la multiplicidad de operaciones previstas de exploración sísmica y de perforación de pozos exploratorios tanto en la zona tradicional como en las zonas no tradicionales.
“Debido al deficiente manejo de los instrumentos de consulta pública y de prevención y control ambiental por parte de YPFB-Petroandina (y del ministerio sectorial) se dieron, en el caso de la exploración petrolera en la zona de Liquimuni, fuertes impactos socio-ambientales que afectaron la estructura organizacional indígena y los ecosistemas de alta fragilidad de la zona. La amenaza de la exploración petrolera se dirige ahora al corazón del Parque Nacional Madidi y la Reserva-TCO Pilón Lajas (bloques río Hondo y Tuichi)”, agrega Lidema.
En el tema en ergético, el riesgo socio-ambiental de los megaproyectos El Bala (que afectaría el Parque Nacional Madidi y la Reserva-TCO Pilón Lajas) y Cachuela Esperanza es grande, señala.
Lidema alerta también sobre las debilidades de los estudios de impacto ambiental en el proyecto de construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.
“La proliferación y agudización de problemáticas ambientales, sea por omisión o por promoción de proyectos con alto costo ambiental, ha dado lugar a una crítica generalizada al Gobierno de crear una imagen internacional que no coincide con lo que se está viviendo en el país”, concluye Rivera.
Marco Octavio Ribera, investigador de Lidema, dice que esta situación tiene su raíz en el modelo de desarrollo vigente, extractivista y primario exportador (gas, minerales, energía, suelos-soya), que se ha exacerbado en los sectores de hidrocarburos, minería y energía.
Agrega que este modelo ve un obstáculo en la gestión ambiental y de autoridades ambientales fuertes, por lo que la tendencia ha sido marginar y debilitar aún más este aspecto.
En el caso de la minería, dice Ribera, se ha aprovechado la recuperación de la demanda y de los precios, y los ritmos de explotación y procesamiento no han sufrido grandes variaciones.
El oro ha alcanzado precios de record histórico, por tanto las presiones de explotació n se han intensificado como nunca generando enormes impactos ecológicos, incluso al interior de áreas protegidas como es el caso del ANMI Apolobamba.
En el tema hidrocarburífero, indica, en 2009 se han generado grandes amenazas, en función a la multiplicidad de operaciones previstas de exploración sísmica y de perforación de pozos exploratorios tanto en la zona tradicional como en las zonas no tradicionales.
“Debido al deficiente manejo de los instrumentos de consulta pública y de prevención y control ambiental por parte de YPFB-Petroandina (y del ministerio sectorial) se dieron, en el caso de la exploración petrolera en la zona de Liquimuni, fuertes impactos socio-ambientales que afectaron la estructura organizacional indígena y los ecosistemas de alta fragilidad de la zona. La amenaza de la exploración petrolera se dirige ahora al corazón del Parque Nacional Madidi y la Reserva-TCO Pilón Lajas (bloques río Hondo y Tuichi)”, agrega Lidema.
En el tema en ergético, el riesgo socio-ambiental de los megaproyectos El Bala (que afectaría el Parque Nacional Madidi y la Reserva-TCO Pilón Lajas) y Cachuela Esperanza es grande, señala.
Lidema alerta también sobre las debilidades de los estudios de impacto ambiental en el proyecto de construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos.
“La proliferación y agudización de problemáticas ambientales, sea por omisión o por promoción de proyectos con alto costo ambiental, ha dado lugar a una crítica generalizada al Gobierno de crear una imagen internacional que no coincide con lo que se está viviendo en el país”, concluye Rivera.
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